El humor en tiempos de pandemia

Ya se empieza a oír por todos lados: estamos acusando los efectos colaterales del Covid19 y sufrimos la llamada fatiga pandémica. Normal. Cómo desgasta vivir en la incertidumbre durante tanto tiempo, vernos forzadas a aceptarla como parte de nuestra vida diaria y habitar la pesadumbre casi constante ante el acúmulo de malas noticias, con tan pocas perspectivas alentadoras que al menos las acompañe. Y yo me pregunto como cómica: ¿Cómo se hace reír ante este plantel?

Es algo sobre lo que llevo meditando mucho tiempo. ¿Cómo se puede hacer reír con la que está cayendo? ¿Cómo producir material cómico si por días estoy devastada emocionalmente? ¿De dónde nace la risa ahora que todo es tan gris?


Casi sin quererlo la mente se me va a hacia el recuerdo de películas como "La vida es bella" (Roberto Benigni, 1997) o libros como "El último chiste del gran Jacobi" (Eduardo Goldman, 2018), ficciones sustentadas en una realidad muy cruda y no tan lejana. ¿De dónde sacaban las fuerzas para hacer reír? ¿Cómo era aquella audiencia capaz de experimentar la hilaridad? 

En el humor como rasgo de la personalidad que es, tal y como explica el psicólogo Rod Martin, están implicados cuatro componentes, a saber: el contextual (el contexto social), el cognitivo (proceso mental de crear y apreciar el humor), el emocional (hilaridad) y el conductual (la risa). 

Ahora bien, por un lado, el contexto actual no puede estar más enrarecido. Afectado como está por un virus que nos obliga a confinarnos y a aislarnos los unos de los otros, en él se respira miedo, cansancio, enfado, tristeza y tantas otras emociones negativas. Además, es un contexto en el que apenas estamos inmersos físicamente por las sucesivas cuarentenas y que se percibe y procesa casi en exclusiva a través de pantallas de televisión, ordenadores o teléfonos móviles. 

La pandemia ha impuesto un cambio en nuestras dinámicas sociales y esto ha afectado al siguiente nivel: el cognitivo. Se dejan notar la torpeza, la dificultad para concentrarnos y las alteraciones del sueño. La sobreinformación, con cifras y datos que se escapan a nuestra capacidad de medir el alcance de la devastación, nos colapsa. A nivel emocional: la desmotivación, la tristeza, la ansiedad, la depresión, el miedo a contagiarse, a contagiar, a morir...  

Y sin embargo, observo gratamente sorprendida como, pese a todo, el sentido del humor y la risa siguen ahí, aguantando estoicamente. 

Quizás esto lo dé mi contexto y la cultura del país en el que vivo. Creo que en mi vida virtual he recibido más memes, vídeos y audios desternillantes como en lo que llevamos de pandemia, y no han sido pocas las veces que llevo escuchadas que España no ha visto mermada su guasa en estos tiempos, puede que incluso todo lo contrario. ¿Cómo es esto?

Del "Ensayo sobre la risa" de Bergson me llamó mucho la atención esta reflexión: 

El mayor enemigo de la risa es la emoción; que venía acompañada de esta explicación: Intente, por un momento, interesarse por todo lo que se dice y lo que se hace, actúe, en su imaginación, con los que actúan, sienta con los que sienten, lleve, en definitiva, su simpatía a su máximo esplendor: como por arte de magia verá que los objetos más ligeros ganan peso, mientras una coloración severa tiñe todas las cosas. Ahora desapéguese, asista a la vida como espectador indiferente: muchos dramas se volverán comedia. La comicidad exige pues, para surtir todo su efecto, algo así como una anestesia momentánea del corazón, pues se dirige a la inteligencia pura.

Quizás es que somos buenos en tomar distancia y capaces de superar, aunque sea solo momentáneamente, las emociones que nos imprime esta dura situación. Puede ser que se nos dé bien relativizar y que le demos realmente valor (incluso sin saberlo) a esa gran fortaleza humana que es el humor. Lo que sí sé es que en esta cultura se aprecian los placeres hedónicos y la risa es muy placentera. 

Ahora más que nunca, necesitamos compensar todas las sensaciones y emociones negativas, y creo que todo esta explicación encaja con una de las teorías del humor que más atención han recibido: la Teoría catártica, donde la risa es liberadora de la tensión cognitiva y/o emocional. Así que reír en tiempos de pandemia se tercia muy necesario. 

No os engañaré, para mí fue un trance difícil de llevar la vez subirme al escenario a hacer comedia después de tantos meses encerrad. Confieso que ver las expresiones veladas por la mascarilla me superó y no tuve mi mejor noche. Aún así, decidí no rendirme porque si algo he valorado mucho en lo que llevamos de año ha sido que me hagan reír. Por eso decidí que yo no iba a ser menos. No solo es mi profesión, ¡es mi manera de estar en el mundo! 

Gracias a todas las personas que me hacen reír. La primera: mi madre

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