el humor negro

El humor negro existe desde que existe la conciencia del dolor que lo inspira. Si atendemos a la teoría que postuló Freud, el humor nace de la necesidad del ser humano de liberarse del sufrimiento, como forma terapéutica de superación de un trauma. hoy en día, el tipo de humor peor valorado (aparentemente), es defendido por la ciencia como un signo de inteligencia

El humor negro es definido por el estudio científico que así lo sostiene como:

… un tipo de humor que trata temas siniestros como la muerte, la enfermedad, la deformidad, la minusvalía o la guerra con amarga diversión y presenta esos temas trágicos, angustiosos o mórbidos en términos humorísticos. El humor negro, a menudo llamado humor grotesco, se utiliza para expresar lo absurdo, la insensibilidad, la paradoja y la crueldad del mundo moderno. Los personajes o las situaciones se suelen exagerar mucho más allá de los límites de la sátira o la ironía normales, lo que puede requerir un mayor esfuerzo cognitivo para entender el chiste. Además, el humor negro utiliza a menudo dispositivos asociados a la tragedia, se equipara a veces con la farsa trágica y se percibe como mórbido, desagradable, psicopático, retorcido y a menudo muy divertido.

Fuente: Cognitive and emotional demands of black humour processing: the role of intelligence, aggressiveness and mood | SpringerLink

Entender el humor, sea del estilo que sea, requiere en primer lugar de nuestra predisposición. Para asimilar un chiste llevamos a cabo un procesamiento a nivel cognitivo, por el cual lo comprenderemos o no, y un procesamiento emocional, por el cual lo disfrutaremos o no. Puede suceder que lo entendamos y que no nos haga gracia, pero nunca sucederá que nos haga gracia sin entenderlo.

Está demostrado que el procesamiento del humor es una tarea compleja de procesamiento de la información, que depende en gran medida de la inteligencia, así como de otras capacidades cognitivas, y también que el estado de ánimo en el que nos encontremos influirá en nuestra capacidad para apreciar el humor.

El estudio demostró que el procesamiento del humor negro es bastante exigente a nivel cognitivo y emocional, y que los sujetos que muestran preferencia y comprenden el humor negro muestran valores altos de inteligencia, tienen niveles de educación más altos y muestran los valores más bajos de alteración del estado de ánimo y de agresividad. Curiosamente, el estudio también demuestra que los sujetos con altos niveles de agresividad (dirigida contra otros) son más propensos a que no les guste el humor negro por no comprenderlo. De lo que se puede hipotetizar que los niveles más altos de agresividad y los niveles de excitación asociados conducen a niveles menores de placer al leer humor negro.

pixabay.com (Edward Lear, Prawny)

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Esto es en cuanto a la inteligencia, ¿pero y en cuanto a la sensibilidad? Encontrar en lo siniestro material para crear humor, y que haya un público que lo reciba de buena gana, no es necesariamente un síntoma de maldad ni de quien crea el chiste ni de quien lo ríe. Pero lo que para unos resulta desternillante para otros puede ser muy violento y tachado de inapropiado, inmoral y hasta amenazante. Del estudio se deduce que esto puede depender de la capacidad para tratar este tipo de humor como una ficción lúdica. Como cuando vemos una película de terror, nos da miedo, pero en el fondo nos sentimos a salvo porque es ficción.

Aún así, la ofensa es inevitable y no son pocos los quebraderos de cabeza que dan al tratar de discernir qué diferencia una broma inofensiva de un comentario ofensivo. Sea como sea, quienes lo entienden por igual como una u otra cosa, comparten un código común.

¿La situación idónea pasaría porque quien emitiera el menaje (la broma) lo presentara claramente como ficticio y quienes lo recibieran tuvieran las herramientas necesarias para decodificarlo?

Lo cierto es que en el humor no hay objetividad, pero en él sí podemos encontrar una herramienta para poder manejar el estrés, el miedo, el dolor. Nos sirve de sostén para transitar por lugares incómodos. El humor negro lleva esto a la enésima potencia y a muchas personas les permite observar ese dolor o ese miedo con distancia. Y precisamente la distancia puede ser una de las claves para llegar a comprender este humor.

“Too soon!” (¡Demasiado pronto!) fue el clamor popular dirigido al cómico Gilbert Gottfried cuando solo tres semanas después de los atentados del 11 S en Nueva York, se aventuró a hacer el primer chiste al respecto.

De hecho, tras los atentados todo programa, publicación y evento de entretenimiento y humor interrumpió su labor. Parecía que había llegado el fin de una era de chistes. Pero el tiempo demostró que no fue así.

Mark Twain, considerado padre del humorismo, dijo aquello de que: "El humor es la tragedia más el tiempo".

Pero ésta era una tragedia de proporciones sin precedentes y podría requerir una cantidad de tiempo sin precedentes antes de que el humor volviera a resultar apropiado- comentó entonces Todd Hanson, antiguo redactor de la publicación satírica The Onion

¿Ése era el problema? ¿La necesidad de distancia temporal? Lo cierto es que no hubo que esperar “tanto” como se pudiera creer a priori para hacer chistes sobre el tema, pero es interesante saber en qué términos se hicieron esas bromas. El humor era necesario para conjurar los miedos que atenazaban a la sociedad neoyorquina, pero la forma y el contexto en el que se presentaron fueron cruciales para que finalmente se produjera la catarsis. “The Onion” fue precisamente la publicación que primero lo consiguió. Si quieres saber cómo fue puedes leerlo aquí.

"La risa es un fenómeno de fallo de inhibición" - Manuel Arias, neurocientífico

pixabay.com (Edward Lear, Prawny)

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La Ciencia probó a hacer algunos cálculos sobre cuándo era exactamente “demasiado pronto” o “demasiado tarde” para bromear sobre una catástrofe. Más concretamente fue el Humor Research Lab (HuRL) de la Universidad de Colorado, que tomó varias referencias, entre ellas el huracán Sandy de 2012 y puso en marcha un experimento con voluntarios.

El estudio completo lo encuentras aquí: The Rise and Fall of Humor: Psychological Distance Modulates Humorous Responses to Tragedy - A. Peter McGraw, Lawrence E. Williams, Caleb Warren, 2014 (sagepub.com)

Se dedujo que la variable tiempo se veía alterada según el nivel de amenaza, y que la mayor hilaridad se experimentaba en el momento justo en el que dicha amenaza no era grande pero tampoco pequeña. Pocos días antes de que llegara el huracán a la costa los tuits más afilados resultaban graciosos, y mucho más varios días después cuando el trauma había disminuido. Resultaron violentos y ofensivos durante los días en los que la costa fue duramente azotada causando muerte y destrucción. Y en el plazo de 100 días, cualquier chiste estaba ya quemado y las bromas al respecto no resultaban ya graciosas.

Los resultados desmontaban la teoría de Freud, pues siguiendo su lógica las calificaciones más graciosas deberían haber ocurrido en el momento de mayor desgracia y trauma humano, cuando resultó ser al contrario.

La teoría de la incongruencia planteada por el filósofo francés Blaise Pascal y retomada por Schopenhauer, que postulaba que el humor surge en la percepción (y resolución) de una incongruencia entre lo que se espera que ocurra y lo que realmente ocurre, tampoco era aplicable a este estudio. Por cierto, esta teoría defiende que cuando el cerebro reconoce la incongruencia, se autorecompensa con dopamina, cuya expresión externa es la risa.

Otro factor que tuvieron en cuenta era el grado de cercanía a la persona o comunidad a la que le ocurría una desgracia. El mismo laboratorio, hizo un estudio entre otro grupo de voluntarios a los que les resultaba igual de gracioso una desgracia pequeña a una persona conocida que una desgracia grande a una desconocida. Con este estudio pretendían examinar las respuestas humorísticas y así dar respuesta a la pregunta: "¿Cuándo está el chiste demasiado cerca para ser cómodo, y cuándo está demasiado lejos para importar?"

La teoría que más parecía encajar para MacGraw ante estos hallazgos es la de la “transgresión benigna”. Según esta teoría, el humor surge cuando un concepto parece incorrecto o amenazante, pero al mismo tiempo está bien o es seguro, es decir: cuando existe distancia psicológica con la tragedia. Se trata de un momento dulce que no siempre es fácil encontrar en la Comedia pues si no hay suficiente distancia, el chiste ofende; si hay demasiada, aburre.

Podremos reírnos de un evento doloroso siempre que podamos establecer una distancia temporal, geográfica o psicológica, y el mejor chiste será aquel que pueda tomar ese dolor y transformarlo en algo estúpido - afirma el director del estudio, Peter McGraw.

Así que según todo este planteamiento, Gottfried no mantuvo las distancias y se habría pasado de la raya.

Pero, además, retomando el primer estudio citado que considera que los aspectos afectivos influyen en las operaciones mentales que subyacen al procesamiento del humor, la agresividad y el mal humor disminuyen nuestra capacidad para asimilar contenidos humorísticos más exigentes a nivel cognitivo, es más fácil comprender por qué en pleno shock o trauma puede ser tan complicado reír. Bergson decía que:

El mayor enemigo de la risa es la emoción. Intente, por un momento, interesarse por todo lo que se dice y lo que se hace, actúe, en su imaginación, con los que actúan, sienta con los que sienten, lleve, en definitiva, su simpatía a su máximo esplendor: como por arte de magia verá que los objetos más ligeros ganan peso, mientras una coloración severa tiñe todas las cosas. Ahora desapéguese, asista a la vida como espectador indiferente: muchos dramas se volverán comedia. “La risa. Ensayo sobre el significado de la comicidad.” Henri Bergson

El humor nos da la capacidad de afrontar situaciones adversas, amortiguando el miedo y reduciendo la sensación de amenaza, siempre que la distancia lo permita. El humor nos proporciona bienestar y cohesión social, sí, a veces a través de bromas que suenan faltonas, hirientes, pero que son inofensivas cuando se sitúan en un contexto lúdico, de juego consensuado, que no pretenden herir sensibilidad alguna, que solo necesitan un entorno seguro en el que poder transformar la tragedia en un chiste, ridiculizar el miedo y convertirlo en algo gracioso que nos haga reír.

A la luz de todos estos estudios, y si Twain me lo permitiera, quizás podríamos reformular su frase diciendo que el humor es la tragedia más distancia, temporal, física y psicológica. Lo sé… ya no suena tan poético.

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